miércoles, 10 de diciembre de 2008

Interruptor.



Los botones modernos no tienen el encanto de estos chismes. Y no se pueden desenroscar y darse garrampas sin motivo aparente cuando uno es pequeño.

Y la sensación de enfermedad -con el sentimiento de importancia que conlleva- de estar tumbado con el interruptor en la mano y gritar "¡Enfermera!" no la consigue ningún botón en la pared.

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