jueves, 3 de diciembre de 2009

Reflexión #3

Leyendo Un día de cólera de Arturo Pérez-Reverte me encuentro con este párrafo: "Muere así el preso Francisco Fernández Pico, de dieciocho años, vecino de la calle de la Paloma y pastor de profesión. Se encontraba en la cárcel por apuñalar a un tabernero que le había aguado el vino".

Si hoy en día nos acuchilláramos por cosas así no quedarían casi bares de copas abiertos. Lo que por un lado es un avance porque la vida vale mucho más que antes, pero por otro un retroceso porque tragamos con demasiadas injusticias y estafas que quedan impunes.

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