miércoles, 30 de enero de 2008

Volverse adulto

Una y otra vez me repito que el futuro es una entelequia. Me digo que la preocupación obsesiva por el futuro es un signo de debilidad.
Pero miro a mi alrededor y no consigo encontrar nada que merezca la pena hacer mañana. ¿Qué es el mañana?
Por lo visto hay que trabajar para poder ganar dinero con el que pagar un piso y alimentos. ¿Quiere decir eso que tengo que ahogarme en un trabajo de oficinista gris de por vida? ¿Tengo que contrubuir con mi esfuerzo a esta gran decadencia de sociedad posmoderna?
Un consejo: no críen hijos idealistas. Les condenan a vagar por las calles murmurando "el horror...el horror...el horror..."
Discursos desestructurados y sin argumentación. Da igual, porque hablo para mí. Porque soy egoista, seguramente. Porque me rebosa el asco y el horror. El horror de ser buena persona en este mundo de hijos de la gran puta. El horror de saber lo que tengo que hacer para sobrevivir: ser un hijo de puta más. El horror de no querer ser un factor productivo. El horror de ser incapaz de enfocar la vida con optimismo. El horror de no poder desconectar de la responsabilidad de ser uno mismo, de no defraudar los esfuerzos y esperanzas ajenas en uno mismo.
El horror...el horror...el horror...

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