miércoles, 30 de enero de 2008

Volviendo a las raíces

Tengo una radio en el baño. Siempre que entro la enciendo y la música distrae mi atención del espejo, esa cruel puerta a un mundo de apariencias. Ayer, harto de rumba y salsa, de contertulios felacionímicos y de noticias de política que ofenden, comencé a mover el dial en busca de algo de paz. Al final acabé en Radio Olé. En ese momento la Pantoja hacía un derroche de virtuosismo folclórico, y tuve que escucharla.

Llevo un día escuchando Radio Olé y puedo decir que soy un hombre nuevo, irradio alegría y canturreo por doquier. Mi humor es bastante mejor que antes. Ya no me torturan con pegajosas versiones soul de grandes temas del rock, y ahora escucho letras que tienen sentido, letras honradas de pueblo llano, de amor de clase obrera, no de snobs drogadictos.
Ah, cuán feliz soy ahora que escucho Radio Olé.

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